First published Monday, September 12, 2005, still valid.

Cómo afecta el “maltrato social” a los menores.
Por: Wilfredo G. Santa, M.D.- 4-2005
Especial para la Revista Escenario del Vocero de Puerto Rico.
La inestabilidad emocional de los adultos genera en los niños sentimientos de inseguridad y desconfianza hacia el futuro, especialmente si se expresa en los medios de comunicación de maneras inadecuadas.
La crisis socio económica que atraviesa nuestro país hace que el mal humor que nos provocan las crisis diarias, sean muy dañinas para la salud y equilibrio emocional de los más pequeños.
En el diario vivir se ha instalado un trato desconsiderado, agresivo y hasta por momentos violento y peor aun se ha tornado en habito de conducta.
Un dato de esta realidad es el aumento del número de delitos, la violencia de éstos y la cada vez más baja edad de los delincuentes, como el caso de las niñas menores que atacaron a un niño sexualmente en el baño de su escuela.
El dato más complejo de medir es el daño emocional que inflige en el alma y la psiquis humanas esta situación de descreimiento y escepticismo instalado desde hace varios años y que se traduce en innumerables síntomas de mal humor, frustración, ansiedad, y finalmente atropello y descortesía.
La situación más difícil es la que atraviesan los más jóvenes, ya que les ocasiona un sentimiento de desprotección y desconfianza hacia el futuro que ven como un espejo donde no pueden mirarse.
Las reacciones desproporcionadas de los adultos que deberían dar ejemplos de ecuanimidad, hacen que para los niños estos dejen de ser un marco de referencia. Y así es que los niños, quienes son los más valiosos seres que asoman al mundo, comienzan a perder la esperanza y la fe en las instituciones y personas que nos gobiernan.
Estamos todos en una batalla política y eso se traduce de una manera u otra en violencia social. Lo triste es que ya ni siquiera se salvan los niños. Antes ellos eran más o menos preservados, respetados en su debilidad y fragilidad relativa, de nuestras miserias de adultos. Hoy son, en general, igualmente fustigados por nuestra disconformidad y malestar, que lo hacemos público constantemente.
No existe la autoridad en alguien que frente a las cámaras de televisión ante miles de niños, no puede controlar y moderar sus reacciones negativas y sus impulsos, a personas que muestran estas conductas solo le siguen las personas que de por si ya están enfermas de violencia social y a los que ya maquiavélicamente no les importa nada, solo sus fines, esto aplica especialmente a las figuras publicas, que sus ejemplos y mensajes negativos los llevan a miles de niños en un instante, el abuso emocional es tan malo como los demás abusos que tanto condenamos.
A esto yo le llamo maltrato social, una nueva forma de maltrato que he detectado a muchos niveles en nuestra sociedad.
Te exhorto como ser pensante y espiritual a que hagas un listado de todas esas fuentes de “maltratadores sociales” que conoces y los denuncies, lo converses con tus hijos, amigos y vecinos y comiences una cadena de mensajes saludables, donde contrarrestemos a estas figuras “maltratadoras” que en nada contribuyen a resolver los problemas de nuestro país, mas en cambio se hacen cómplices y parte de ellos con sus maneras inadecuadas de expresar disconformidad.
Creo que lo peor es el mensaje para el futuro. La actitud de los grandes es de desesperanza, de no tener fe, por que no nos damos cuenta de que el futuro son ellos, los menores… ¿Cómo pueden tener esperanza los hijos si no la tienen sus padres? “Nadie se de cuenta de que nos va a tocar ser ancianos atendidos por estos niños, a los que hoy les estamos inoculando el germen más nocivo: el de la indiferencia y la violencia.